SIPNOSIS BIOGRÁFICA (1) DE SARA-CLARABELLA MAX, por Felipe Mistolio


Clara-Sarabella Beautifreigel Schindfield nació en 1968 en la hermosa villa de Frühlisgstadt, hija de una familia de pequeños comerciantes cuyos antecedentes se remontan al pequeño mundo de los hermanos Grimm. Su padre, el Dr. Maese Johann-Johannes Beautifreigel, era diseñador de suelas de zapato industrial y proporcionó a Clara-Sarabella una esmerada educación técnica en esta profesión. Pero fue de su madre, Clara-Sofia Schindfield, de quien Clara-Sarabella heredó... (ver más en SIPNOSIS (1) BIOGRÁFICA DE SARA-CLARABELLA MAX, por Felipe Mistolio (2))

Clara-Sarabella en la rueca (Clara-Sarabella am Spinnrade)


 Clara-Sarabella en la rueca
(Clara-Sarabella am Spinnrade)

(2012)
Piano solo


En esta pieza Clara-Sarabella no está enamorada de Fausto alguno, ni representa el eterno femenino, sino uno bastante circunstancial: hila por el placer de pasar el rato y con la ilusión de hacerse una manta invernal de colores extravagantes.
No obstante, la rebosante alegría del hilar deriva en una peligrosa euforia que no casa bien con los trabajos manuales, en los que Clara-Sarabella tiende a volcar un exceso de creatividad desbordada.

Tras algunos problemas y enredos de diversa índole (un burruño de colores casi atasca el mecanismo), el trabajo sigue, aunque la trama ha cambiado imperceptiblemente, deviniendo algo más castiza.

Octubre de 1997 (屯 Chun o la dificultad inicial)


Cuál pueda ser el sentido de coger la pluma -o en este caso abrir un documento en el procesador de textos del ordenador- por una necesidad más física que mental de arrojar palabras y frases sobre una pantalla o sobre una hoja, o, casi más honestamente, por el placer de sentir resbalar los pensamientos articulados en palabra automáticas que fluyen como saliva y masajean alguna parte, no sé, del cerebro, queda fuera de mi entendimiento.  La construcción de una frase, en sí misma, supone tal placer cuando se contempla después como una pequeña unidad acabada e independiente, unificada en sí misma... que la tensión creada por unos simples puntos suspensivos -muy musical por cierto- puede llegar a perturbar seriamente el espíritu si se da la coincidencia de que además sea una mañana de domingo frustrada junto a un cutre vaso de vino -en ausencia de cerveza- y unas estúpidas galletitas integrales -en ausencia de nada más adecuado para el picoteo nervioso-. Si todo tiene una función es importante dejarse llevar, quizás, por estos impulsos más bien táctiles que cerebrales. Pero si no la tiene, no sabría muy bien calibrar si el desgaste de energía y la preocupación ideológica resultante de la entrada en el proceso creador, puede llega a ser de carácter negativo. De todas formas, hace tiempo que renuncié a la expresión aforística, quizás el don que más envidio y que por alguna razón me fue negado -salvo en exabruptos orales ocasionales- por lo que desde entonces me masajeo con largas frases que me mecen en una especie de escarceo con el lenguaje que no obstante no tiene nada que ver con el de los filósofos de esta rama, quienes más bien, parecen un poco sordos para la eufonía libre y poética. En fin, aquí, seguiría, pero la depresión me ha dominado. Las frases se acortan, pues no tengo fuerzas. Me invade el nihilismo aplastante de no tener nada que decir ni porqué decirlo. Y esto va a ser otra obra frustrada. De nuevo. Pereza. Sueño. Mmmnn. 

13 -2-1998 (Creación de la Blue-Wank)

Desgraciadamente, uno no puede esperar nada de los sentimientos nobles, al menos literariamente. Por ejemplo, la pasión amorosa, no engendra sino bazofias de diario de quinceañera, y en lo sexual, quizás alguna paja –lo que solo sirve para restar energía a la libido creadora –dicen. De todas formas la trascendencia de una paja estriba sólo y únicamente, aunque mucha gente no lo sepa, en su color. Las más obscenas son las rosas, especialmente si tienen un tono asalmonado. Pero también las púrpuras-violeta son increíblemente perversas. En un segundo plano podríamos situar las amarillas (un poco ictéricas) y las verdes (un poco babosas). No cabe duda de que la paja azul (blue wank) es con mucho la más interesante, sugerente y emotiva, y no deja escapar nunca ese halo de misterio esencial a la relación amorosa, aunque sea para con uno mismo. La relación que el color azul establece con el sujeto es de tal profundidad reflexiva y acuática que puede considerarse el color del narcisista por excelencia, aunque ello sea difícil de argumentar. Y creo que no debería seguir por este camino. (Cuando el pensamiento empieza a elevarse a cimas excesivamente altas es paralizado por la cultura, la represión y las ganas de almorzar).

*-*-*

Escribir....: oye, cada cual se desahoga como puede. Si es que puede.

Miércoles 23-2-1998 (O del Amor a primera vista)

No nos engañemos: sufro de amor. Si, ayer conocí a un tipo que no tiene nada de especial ni de interesante. Ni siquiera parece una buena persona. Su interés por mí se demostró absolutamente pasajero e incluso interesado –egoístamente. Parece dispuesto al engaño y a las jugadas sucias, de esas que un amigo nunca te haría. Sin embargo, lo esencial es que le vi y me enamoré. Creo poder explicar porqué: su manera de colocar el pie izquierdo, ligeramente deformado por un mal hábito en el caminar, oscilando al andar de una forma sutil y emotiva hacia el lado derecho y luego volviendo a su posición natural mediante una pequeña curva hacia el lado izquierdo, me cautivó. Es quizás este detalle el que hace inevitable que desde la observación de esta peculiaridad mi vista se deslice desde el pie hasta la rodilla y luego más arriba, y a partir de ahí siento una extraña turbación que me susurra “es él”. Sí, estoy segura, eso fue lo que me cautivó y ahora sufro de amor.

= = =

He meditado durante largo tiempo sobre escribir un libro de consulta, serio y documentado, que sirva de asesoramiento a los amantes en sus sufrimientos de amor. Un modelo de estructura podría ser el enciclopédico, bajo la influencia de los modelos de Diderot y la Ilustración francesa en general. La extensión prolongada de los artículos (como en el Espasa) tiene la tremenda ventaja de que su lectura suministraría prolongado entretenimiento a sus consultores, que verán así una fórmula para matar su tiempo pensando en el amado. Pero tiene a su vez un terrible inconveniente: su ineficacia a la vez que fomenta la tendencia a la inactividad (imaginemos por un momento qué terrible y contradictorio efecto tendría que el amante lector estuviese tan deleitado con la lectura de estas páginas que contestase grosera o desganadamente a una llamada telefónica que podría ser la de su amado). Por ello hay una fórmula que cada vez me resulta más tentadora: el modelo estructural de Simone Ortega en su libro “1080 recetas de cocina”, que representa un firme y exitosos compromiso entre información y brevedad, valores igualmente cruciales en la gastronomía y en el amor.

27-2-98 (O del Amor y la rutina cotidiana)

 A las 9.00 ha sonado el despertador. Lo he apagado sobresaltada, pues estaba soñando. No logro recordar el sueño, pero he despertado con una sensación muy desagradable y destrozada por el recuerdo de P. Su ausencia es como un vacío. Me he hecho una paja –sólo clitoriana, pues todavía estaba amodorrada- pensando en que lo que siento por él es algo más que atracción sexual.

  Después volví a dormirme, y ello me ha dejado un gran complejo de culpabilidad, pues había decidido que hoy iba a ser un día de puesta en marcha, cabal, y que iba a superar positivamente mi amor por él. Por lo tanto me he levantado a las 11.30, afortunadamente sin malos sueños y visiblemente más relajada.


13.00: Cuando estaba leyendo, de pronto, tuve que parar y mirar por la ventana. No podía dejar de pensar en él. Como no sabía en qué pensar –no le conozco mucho- intenté recordar todas las veces que le había visto y lo que había pasado. En total dos veces y no había pasado nada, por lo que he intentado recordar las situaciones y los detalles. Luego intenté reconstruir sus miradas; luego lo que yo había sentido. Después, ya no sabía qué recordar, y me resultó tedioso volver a empezar de nuevo. Entonces me metí en la ducha y canté “If I fall in love...”. Me sigue doliendo el pie, y la ducha sigue estropeada.

Tras la ducha he tratado volver al – o más bien comenzar - al trabajo, pero ha resultado imposible porque en ese mismo momento me he acordado repentinamente del gesto que hizo el segundo día de conocerle cuando dijo “eso , eso”, mirándome fijamente después. Me volví a hacer unas pajas antes de vestirme, hasta que ya me empezaron a doler los ovarios y tuve que dejarlo. Tenía el dedo arrugadísimo, y tuve que darme un poco de crema hidratante. En realidad después de esta paliza decidí no estudiar ese día y ponerme a ver la tele. No me apetecía ver ninguna película, por lo que me tragué anuncios durante toda la tarde, entre los cuales me causó una tremenda impresión el de crema antiarrugas Proxes con Microenedinianas Liposomáticas (o PML). La expresión de la chica del anuncio, de unos trece años de edad, adolecía de una alienante morbidad costosa, si es que eso significa algo.

Mientras seguía viendo anuncios tuve un pensamiento preocupante. En la cuarta paja tuve que cambiar de imagen y excitarme pensando en un antiguo compañero de trabajo deleznable. Esto me preocupa, pues hace que hasta a un nivel tan elemental aflore la infidelidad consustancial e inevitable del ser humano.


20.00 : profunda depresión. Me hago otra paja, pero a mi pesar. Nada me satisface, lo único que quiero es verle, y ya ni siquiera. Miro el teléfono y pienso que no me llama nadie. Me hundo más y más en la depresión. Veo “lo que necesitas es amor”, y me tambaleo entre el asco al reality show y la emoción marujil. (Mientras mentalmente despreciaba el repugnante programa descubrí que en mi boca había una sonrisita mimética con la expresión de la presentadora). Llego a la conclusión de que quizás soy un ser de la misma calaña que la muchacha que sale llorando de alegría porque el chico que le gusta le ha regalado una invitación para Jesucristo Superstar.

21.15: cinco llamadas de teléfono en 10 minutos. Él no ha llamado (bien es verdad que no tiene mi teléfono). Estoy harta de que me den la vara, no me apetece hablar con nadie. Vuelve a sonar el teléfono y no lo cojo. Después, terrible tormento, pues pienso: quizás era él. Al rato me cabreo y me pregunto porqué no me llama. Quizás no me ame. Decido pasar la noche en el salón viendo las películas en V.O. de “la 2” (con el fin de que al menos oyendo idiomas toda la noche mientras duermo el día resulte algo productivo gracias al método que llaman no sé cómo de asimilación inconsciente y auditiva).

1.30 madrugada: me desvelo la inactividad del día me provoca insomnio, o quizás el avasallamiento de frases en polaco al que me he visto sometida. Incapaz de tener un solo orgasmo más por hoy, no tengo recursos para dormir. Me pongo los cascos y oigo música escucho Momente de Stockhausen y antes de que termine me levanto a tomarme una infusión de tila. Mientras leo un poco a Kant. Esto me tranquiliza, sobre todo el concepto imperativo moral. Vuelvo a la cama e intento dormir, pero me viene un impulso creativo. Me levanto intento escribir algo pero no me sale, porque se me entrecruza el pensamiento de lo desgraciada que soy y de que nadie me quiere. Por eso termino cogiendo el diario. Pero ahora no le encuentro más sentido a escribir. Se me cierran los ojos. Mañana será otro día.


*/*/*

A la mañana siguiente:

  Esperanzada en la catarsis escribo sobre el amor. Y no sé qué escribir. Y de catarsis nada.

Decido abandonar este diario, y dedicarlo de nuevo a ensayos literarios breves.


-*-*-*-

Al día siguiente:

  Ya se me ha pasado el enamoramiento. Ahora las pajas vuelven a ser más aburridas, pero más disciplinadas. Se limitan a la función catártica que no logro pasar a la literatura.

5-3-98 (El Tratado de la Paja y el concepto de Revolución Cíber-sexual)

Ya superados los escándalos un poco infantiloides pero necesarios en un momento determinado de carácter dadaísta-underground sobre la paja, se impone un estudio objetivo, una elucubración calmada y una poética del asunto. La paja, no como provocación, sino como concepto, como rito, como experimento artístico-vital, como comunión con uno mismo, como adulteración del otro, como profusión expresiva del aislamiento de la cultura sexual personal.

Quizás escriba un Tratado de la paja, subtitulado Su esencia, su mecanismo, su función social. En él se abordaría el tema como una realidad abierta a la transformación y al pensamiento filosófico, superando el sempiterno enfoque biológico y sexológico. Primero se abusó de la biología y la función reproductora; después de la sexología pura, con el fin de alimentar la inútil profesión de los sexólogos. Hoy hay que seguir quemando etapas. Hay que contemplar su incorporación a la lógica y a los sistemas de inteligencia artificial. Al fin y al cabo, qué es lo que diferencia realmente al ordenador del individuo moderno sino la incapacidad del primero para vivir su propia sexualidad. Hay que conseguir que la revolución sexual se traslade a los ordenadores, sin descartar las funciones autorreproductoras del software, y no solo de tipo hermafrodita.


Martes 22 (Atracción balonil)

Una cabezonería empedernida me lleva a cometer los mismos errores una y otra vez: no quiero asumir que el azar desgobierna todo lo desgobernable. Hoy esta evidencia se me ha mostrado con una brillantez diáfana. Mi terror por los balones en las manos de un niño, y sobre todo, en sus pies, es conocido universalmente. Una extraña “atracción balonil” marca la trayectoria de mi vida. Intentando esquivar uno de ellos, he tenido que dar un terrible rodeo y el destino me ha jugado una mala pasada, enviándome un pelotazo procedente de un pequeño demonio que gritaba detrás de mí: “señora, ahí va, más fuerte, señora” mientras el padre me sonreía como si el niño fuese muy graciosillo y lanzaba el balón directamente a mi pierna una y otra vez.

A veces no vale la pena dar costosos rodeos para llegar al mismo sitio.


7-5-98 (Orgía de carbohidratos)

Hoy me he levantado a las 6.00, dominada por un fuerte impulso creativo y he anotado:

Percibo discurriendo por mis venas y mis arterias la energía electrizante de la creación y el genio. En mi pecho se inflaman como grandes bocanadas ideas aún sin definir pero que muestran su amplitud. Sé que tengo algún mensaje que transmitir al mundo.

11.00. Tras largos intentos de escribir lo que iba a ser la novela de mi vida, no pude concebir ni una sola frase, ni una sola idea concreta. Bajo un gran sentimiento de frustración y me pregunté si mi talento existe o es factible. Después de estas reflexiones, o más bien preocupaciones, me tomé dos cafés para despabilarme y caí después en un profundo sueño, del que desperté por una llamada telefónica en la que intentaban venderme a domicilio máquinas de coser de última generación. Tras una tediosa conversación intentando explicar a la vendedora que la máquina de coser en absoluto era para mí un objeto imprescindible en mi vida y mi evolución mental, y presa de profundas dudas, me levanté, y, sin saber qué hacer ni cual pueda ser el sentido de mi vida, he ido a la cocina y me he comido toda la comida que había en la nevera (unos restos de pollo, pan con mantequilla, pan con mayonesa, pan con tomate frito, leche con galletas, un trozo de chorizo, y luego me he tomado un sándwich Biomanán bajo en calorías, de chocolate modalidad crunch, hasta que no ha quedado nada más hecho y ya no he comido nada más porque no me ha apetecido cocinar. Pero creo que ahora me voy a entretener un rato haciendo unos espaguetis y unos huevos fritos con jamón y mucha, muchísima cebolla. Y después, probablemente, unas natillas. A ver si quedan bombones y licor de melocotón.). (Punto redundante).

15-5-98, Lunes. (O de la alienación del individuo en la sociedad contemporánea)

Qué amarga y terrible puede ser la más cotidiana de las experiencias. Hoy en el autobús he contemplado algo que ha ha hecho que el día se convierta en un suplicio marcado por la alienación del individuo en la sociedad contemporánea.

Junto a mí, en el autobús repleto de gente a las 7.30 de la mañana, de pie, apretujada y soportando estoicamente el atasco de tres cuartos de hora la falta de oxígeno y la abundancia de mala lecha que se respiraba, leía ávidamente una señora un libro cuya portada rezaba: “Cómo ser feliz”. Sentí que las lágrimas afluían a mis ojos, como Werther contemplando emocionado a su amada Carlota, y en el momento en que empezaba a sentir un infinito amor por la humanidad, un energúmeno me pisó el pie derecho y en vez de disculparse, como yo esperaba, me dijo groseramente que quitase mi mochila de su codo, y que estaba hasta el culo de que le estuviese clavando en el brazo mi carpeta de flores rojas con tonos grisáceos. Tras esto, no puedo describir con exactitud la sucesión de hechos que se desarrolló, pues entre los que defendían al señor y los que me defendían a mí se desarrollaron varias conversaciones paralelas sobres la ineptitud del conductor y sus manera brusca de conducir, sobre la cara dura del gobierno de la nación que no arreglaba el problema del tráfico –aquí otros terciaron no muy cortésmente aclarando que en todo caso sería culpa del ayuntamiento- y sobre todo, la más virulenta de las dos madres que disentían sobre cual de sus dos hijos había provocado el bofetón que mutuamente aunque sucesivamente se habían propinado el uno al otro, mientras el llanto de dichos infantes, al aumentar progresivamente de volumen, disparaba más y más el tono de las conversaciones simultáneas del conjunto. Todo acabó por fin cuando en el último frenazo el autobús no pudo volver a arrancar  y empezó a echar humo, por lo que tuvo que ser desalojado y nos tuvimos que quedar en la carretera esperando que nos vinieran a buscar. La aplicada mujer del libro seguía leyendo, comenzando ahora un capítulo llamado “Lo espiritual y lo material en la vida feliz”. Venía encabezado por una cita de Séneca que no pude leer bien. Para entonces yo ya me encontraba tan cansada físicamente que olvidé mis reflexiones filosóficas y me senté en una piedra a esperar el siguiente autobús oyendo en mi walkman una recopilación de Máquina Total.

20-5-98 (La culpa de Séneca)

Duro golpe. Ayer, por azares del destino, me enteré por una vecina de que la mujer del libro, que resulta trabajar en una tienda de comestibles del barrio del Lucero y ser amiga de la hija de Pepi, la del quinto, fue despedida de su trabajo por un equívoco sin importancia y al llegar a su casa se encontró una nota de su marido que decía: “Ayer dejé repentinamente de amarte, me caso con tu amiga Lolita mañana, espero que sigamos siendo amigos. Te dejo en la mesita del hall la invitación a la boda. Esperamos que vengas, besos de los dos.” “Posdata: te puedes quedar con los tres pequeños, pero Javi se viene conmigo, pues quiero montar una empresa de chocolatinas y puede serme de gran ayuda. Me pondré en contacto en breve contigo para resolver el tema de la pensión ya que, como sabes, ayer se me acabó el paro y necesito dinero. Te dejo también la lista de boda. Un abrazo. Tu osito.”, nota tras cuya lectura parece ser que la mujer intentó poner fin a su existencia antes de alcanzar la felicidad cortándose las venas con un monda-patatas en la bañera.

Afortunadamente una amiga la encontró a tiempo –en parte debido a que el mondador no era muy efectivo como cortador de carne- y actualmente se encuentra en el hospital Gregorio Marañón con una pequeña complicación estomacal fruto de una confusión con el medicamento de otro enfermo y una hepatitis que le contagió la enfermera al usar –accidentalmente- la jeringuilla de su sobrino drogadicto. Mi vecina me contó que Pepi le había comentado que al lado de la bañera se encontró un recorte del libro “Vida de Séneca”, libro que actualmente lee su “ex” atormentado por la culpa, y a cuyo autor quiere demandar una indemnización de 22 millones por incitación al suicidio. Mi vecina me dijo después que creía que yo estaba muy sola y que debería enamorarme de alguien. Yo le dije que si no le importaba tenía que ir a comprar unas bragas porque se me habían desteñido todas en la última lavadora y que además tenía que ir a un congreso de botánica por la tarde.

12-6-98 (Las tertulias de California 47 y Mario)

  La barbarie humana no tiene límites. Hoy he visto como un repugnante individuo, que no merece ni el calificativo de persona, torturaba cruel e impunemente por medio del chantaje psicológico y con amenazas físicas a un caniche que había meado en el chasis de su Seat Panda. Hay tantas cosas que los medios de comunicación nos ocultan.... A saber cuantas otras barbaridades de la raza humana desconocemos.
* * *

En la última tertulia sobre derecho penal que celebramos en California 47 expuse mi tesis sobre la conveniencia de añadir una cláusula a la ley sobre la aplicación de la pena de muerte en Estados Unidos, que podría consistir aproximadamente en algo como “la condena a pena de muerte será considerada como homicidio voluntario, para el que se aplicará la pena máxima”. Ante mi desagradable sorpresa fui tachada de hippie, yippie, subversiva y retrógrada. Lo peor fue que un sector se rió claramente de mí, pero sigo sin entender como no llegan a comprender la revolución que ello implica en el derecho moderno. Creo que mi destino es y será siempre la incomprensión, y solo aspiro ya a que al menos a mi muerte se reconozca mi trabajo en los diversos campos de la cultura.
Hablando después cinco horas a solas con Mario, este me aclaró que todos menos Alfredo pertenecían a una secta mormona que no aceptaba la poligamia de la ortodoxia, razón que podría explicar esta grosera reacción ante mi tesis, según él.
 Por cierto, creo que Mario me gusta, no sé.


7-7-98 (Nobleza de género)

   R. es un chico majísimo, abierto a la liberación de la mujer y comprometido con su problemática. El otro día, hablando sobre el aborto y los hijos, me dijo que él se consideraba con el deber y el derecho de tomar decisiones sobre un hijo accidental en un rollo nocturno e incluso  a prohibir terminantemente a su ligue el aborto porque, si pudiese, estaría dispuesto a llevar al niño los nueve meses en su vientre e  incluso a parirlo. Es un gran tipo. Tengo que confesar que no sé si yo sería tan generosa ni tan capaz de tal sacrificio. Y eso a pesar de mi sexo... Quizás haya que reconocer que los hombres serían, como se suele decir, más generosos y nobles que las mujeres, si pudiesen.

10-7-98 (La Teoría de la revolución sexual de H. H. Lorenz)

La teoría de la revolución sexual del americano H. H. Lorenz me ha impresionado enormemente. 
He aquí un extracto de su núcleo argumentativo:

La vida humana es un derecho inalienable del individuo.

Por ello, debe prohibirse y castigarse con la pena máxima el asesinato.
(Recuerda, cada vida es sagrada).

Por ello, debe prohibirse y castigarse con la pena máxima el infanticidio;
(Recuerda, la vida de un niño es sagrada).

Por ello, debe prohibirse y castigarse con la pena máxima el aborto;
(Recuerda, la vida en sí es sagrada).

Por ello, debe prohibirse y castigarse con la pena máxima el uso de métodos anticonceptivos;
(Recuerda, la concepción es sagrada).

Por ello, debe prohibirse y castigarse con la pena máxima la abstinencia sexual;
(Recuerda, cada oportunidad a la vida es sagrada).

Conclusión:

La humanidad debe practicar el coito continua e ininterrumpidamente; en caso contrario, le será aplicada la pena máxima.
(Recuerda, cada vez que no follas cometes asesinato).

16-7-98 (H. H. Lorenz y la silla eléctrica)

 Abrumada por esta teoría me he interesado en los datos de la vida de este genial pensador. Solo he podido encontrar un fragmento en una “Historia de USA”, que transcribo:

H .H. Lorenz implantó con éxito su teoría en el código penal norteamericano. Unos meses después, H. H. Lorenz fue condenado a la pena máxima por el estado de Texas, por quedar suficiente y fehacientemente probado que mientras estaba redactando ese texto no practicó el coito, por lo cual fue acusado de un delito contra la vida. La sentencia fue recurrida por el fiscal, quien logró demostrar que los asesinatos podrían haber sido desde 1 a 7 o más, dependiendo de la fecundación que no se produjo y del útero de la mujer con la que no copuló. H. H. Lorenz fue ejecutado en la silla eléctrica siete veces en junio de 1995. A título póstumo, se le rindió un homenaje y se le otorgó el título de Doctor Honoris Causa en la Universidad de Berkeley. Hoy en día es considerado uno de los más populares héroes americanos.

En 1996 la iglesia católica y todos sus componentes con el Papa a la cabeza fueron acusados por una asociación antiabortista de asesinato en masa con premeditación y de proselitismo de teorías homicidas sobre la sexualidad. El litigio aún no ha sido resuelto, y numerosas personas viven pendientes de una decisión judicial que podría llevar a toda la clase sacerdotal a la silla eléctrica.

(Reflexiones atemporales)

* * *

He decidido no volver a poner la fecha en mis anotaciones. Estas reflexiones deben flotar fuera del tiempo, o más bien, conquistar la atemporalidad.

***

Beethoven, Goethe y Bob Dylan (What a perfect pair)

***

Oyendo a Bod Dylan en la soledad de una mañana luminosa: ufffff...

Hoy he leido que se puede deducir el nivel de inteligencia de un artista por su obra. A Beethoven por lo visto no le faltaban neuronas. Y el caso de Goethe parece que incluso le supera (¡?). Me pregunto, si se hiciese un estudio sobre mis escritos a qué conclusión llegarían los eruditos.

También me gustaría saber los resultados de un estudio de las estructuras musicales de las canciones de Bob Dylan....

* * *

Iluminación

Cómo cambió un dia mi planificada vida: con un desengaño amoroso. Fue una iluminación grandiosa del intelecto. Me preguntaba tristemente qué podía esperar de nadie si cualquier cosa podía ocurrir. Entonces sobrevino: sí, cualquier cosa puede ocurrir. Así fue como superé el sempiterno pesimismo aplastante.

  Las grandes verdades son sencillas como las briznas de hierba. (¿Dijo alguien ya esto?)

* * *


Quizásquizá

No llego a entender muy bien porqué, pero siempre me han molestado terriblemente las personas que en vez de decir “quizás” dicen “quizá”.

SABADO 30

Impromptus-pastel, de Sara-Clarabella Max
   Sí, lo sé. Es un Sabado sin acento. No tiene ni color. Sobre todo no tiene música. Sabado, Sin acento. Suena como a sobado, sabio y suave, pero sinsabido, sonsinsabido, sabadado, baboso, sobado. Sería sobrio si tuviese erre, pero carece de substancia vibratoria, tan solo es sibilino, un poco soberbio (pero sin la erre). Si fuese Savado, sería al menos dadivoso, pero le falta el brillo de la uve. Si fuese Sabadro, sería distinto, un poco geométrico, más sabroso, más serrano, sarroso. Pero este solo insulso, es soso.

(Después de este final voy a replantearme mi carrera poética. ¿Por qué la he abandonado? ¿Inseguridad?)

Voy a reconvertirlo en un poema.

SABADURÍA

Sabado sin acento,
sin color.
No tiene música,
ni sabor.

Sabado sin acento,
suena sobado,
sabio, suave,
más sinsabido,
sonsinsabido,
sabadado,
baboso....

Sería sobrio,
más sin erre;
sin substancia:
sibilino, soberbio,
más sin erre...

Si fuese savado
Sería dadivoso.
Mas no posee
el susurro uve;
ni el de la erre.

Si fuese Sabadro,
Sería distinto,
más sabroso,
más serrano,
sarroso.

Si fuese un sábado,
Sería un sábado
normal, usual,
Un Sábado esdrújulo.

Un sabio y sapiente sábado.

Si fuese Sábado
sería saleroso,
salino, sábana;
Y sin erre.

Más este es
insulso, soso.
Sabandijero, borroso.

Sin acento,
desabrido..
bochornoso...
Sin acento.
                                               Y SIN ERRE.

copyright 1999 by Sara-Clarabella Max®

El albornoz y la incontinencia creativa

Es fundamental poseer un albornoz para las situaciones de incontinencia creativa. La ducha es un momento de inspiración habitual y eclatante. Lo mejor es tener a mano dicha prenda, para evitar resfriados innecesarios que se producen cuando una debe salir corriendo, desnuda y mojada, a escribir cualquier idea que puede escapar fácilmente. La prueba es que este fragmento está escrito en dicha situación. Doy gracias a mi capacidad creativa.

* * *

El Arte, las artes

El verdadero creador siente un impulso incontenible. Yo me clasifico en esta categoría. Sin embargo, mi vocación nunca ha sido clara, en el siguiente sentido: siempre he sabido que mi destino y mi necesidad era el Arte. Sin él mi vida no podría tener sentido alguno –por eso las dudas sobre el propio sentido del Arte y mi valía afectan profundamente al sentido de mi vida.

  Pero, y esto es francamente sorprendente, contrariamente a otros artistas mi vocación nunca estuvo proyectada en ningún arte concreto. Sabía que desde mi tierna adolescencia que quería ser artista, pero no de qué. ¿Literatura?, ¿Música?, ¿Teatro?, ¿Cine?, ¿Circo?, ¿Pintura?, ¿Escultura?... Afortunadamente, y más allá de mi falta de talento –que no de genialidad- para estas diversas manifestaciones, descubrí a tiempo el arte contemporáneo y su inclinación a la obra total. Probablemente si hubiese nacido unas décadas más tarde yo habría sido el gran genio de los multimedia –aun con mis reservas para la tecnología. Pero nací un poco antes de tiempo, y me ha tocado el periodo de transición entre la vanguardia y la nueva era. Ello puede explicar perfectamente la naturaleza básica de mis crisis creativas.

  Aunque a veces me asalta una terrible, tremenda duda: ¿No sería mi verdadero destino inventar un nuevo género artístico? Todavía no pierdo la esperanza de que ocurra.

* * *

Significación del Pie

* * *
  
  El pie siempre tendrá para mí una profunda significación ritual y expresiva. (No olvidarlo).

* * *

El creador y las zapatillas

Historia del creador que empezó su obra y no pudo parar hasta terminarla. Murió en ello.

Ligero carácter autobiográfico. Otorgarle un ligero carácter demoníaco, fáustico.

(Versión libre, feminista, del cuento de las zapatillas rojas)


/ / /

16-3-99

¡Oh, Dios mío!, de nuevo, vuelvo a sufrir... Esta primavera ha vuelto a traerme el dolor y el placer de enamorarme otra vez. Si solamente no fuese tan apasionada, si no sufriese tanto... Pero las grandes almas tienen necesariamente grandes pasiones. Oh, Dios, cómo le ansío...

  Fue ayer, llevaba un pañuelito azul al cuello y un cigarro en la boca (¡Fuma Winston!!!). Fue muy breve, pero cuando nos presentaron, ohhh, un flechazo total.

Me consumo, ¿cuándo volveré a verle? ¿cómo conseguir su teléfono?

  Es... un sentimiento profundo, desde lo más hondo. Estoy dispuesta a todo por conseguir su amor.

* * *

16-3-99 (2)

* * *

Las horas pasan y mi pasión no hace sino crecer más y más. Soy feliz y desdichada a un tiempo. No puedo pensar ni hacer nada que no sea Él.

* * *

(Tras el homenaje a Chuck Norris)

  Ayer fui al homenaje a Chuck Norris de la Fundación para el Desarrollo y la Cultura de la EMIENA. No sé porqué cuento esto, que no tiene ninguna importancia. Quizás necesitaba escribir, no sé.

  Por cierto, él estaba allí, pero me decepcionó profundamente. No llevaba su pañuelito al cuello y algo había cambiado en su forma de vestir, en su pose, no sé. En realidad no era tan guapo como parecía y, la verdad, me cayó un poco gordo, pues me da que se lo tiene un poco creído. En fin, ya veremos, no sé.

* * *

Sara-Clarabella Max de perfil

Sara-Clarabella Max de perfil
(Retrato de autor desconocido)

Un día económico

No tengo remedio posible. Todo el día perdido. De la paja a la comida, de la comida a la paja. Y otra vez. Y luego un sueñecillo-cuelgue (en el que por cierto se oían los pajaritos y el canto de las chicharras como si fuese una alucinación fantástica y supersónica). Yo no sé ni lo que quiero, ni lo que quería, ni lo que querría, ni

para qué seguir. Escribiendo tonterías, sí, al menos me comunico con mi ordenador. ¿Y tu qué piensas querido? ¿te parezco un putón verbenero depravado por las pajas y por su incapacidad vital para salir a la calle y agarrar la polla al primero que encuentre? –nótese aquí la influencia del maldito Bukowski, que últimamente se ha infiltrado profundamente en mi estilística- ¿o quizás, se me podría más bien clasificar como una desvalida mujer que adolece de exceso de sensibilidad primaveral?

  Y eso que esta mañana creía haber vivido plenamente una experiencia de sentido: encargada de alimentar a los gatos del barrio, al llevarles y servirles la comida, y verles tan agradecidos y ronroneantes, me he sentido quizás por primera vez, verdaderamente útil a la sociedad. También el paseo matutino, con un hermoso clima primaveral con brisa fresca y cielo con nubecillas, me había insuflado un chorro de poesía vulgar pero cierta.

  Bah, si da igual. Hoy tiro el día, incluso lo disfruto –a pesar de mi lánguida melancolía. Es una forma cualquiera de darse unas vacaciones. Unos se van al campo, otros al bar, otros bailan. Yo me dedico a mirarme el ombligo y es bastante relajante, también. Además sale muy barato.

* * *

"Sara-Carabela Más"

* * *

  Hoy se han burlado de mi nombre, llamándome Sara-Carabela Más. Todo esto solo tiene como resultado que cada vez me aparte más y más de un mundo tan hostil, encontrando únicamente consuelo en mi pequeño universo personal.

* * *

Impromptus nº 3

Impromptus nº 3 de Sara-Clarabella Max

El círculo amoroso

Solo tengo tres formas, que se suceden sin solución de continuidad y sin que pueda evitarlo, de considerar al amado: como lo más maravilloso del mundo –momento del orgasmo pleno-, como un cabrón hijo de puta que pasa de mí –momento de hundirse en la miseria y beberse una copa cargadita-, y como un gilipollas que no vale un pimiento y me importa un huevo –momento de ponerme toda eufórica a trabajar o salir de juerga a la calle, no sin antes considerar brevemente que más gilipollas soy yo por estar invirtiendo mis energías mentales en pensar en un gilipollas-. Así tengo una forma cómoda de justificar mi abanico de actividades diarias. De todas formas, luego me suele dar un poco de pena pensar tan mal de él, y me parece que en el fondo es una buena persona y que todo es una paranoia mía, con lo cual el ciclo vuelve a comenzar. Ninguno de mis amores primaverales ha podido escapar a esta evolución apreciativa diaria.

* * *

(O de la incontinencia creativa, segunda parte)


Entre mi necesidad de arte y de salud, se produce una incomprensible dicotomía que no llego a solucionar, y que me produce graves problemas cotidianos. Apenas la inspiración aflora y me desborda, de forma que tengo que trabajar sin descanso y como loca, en ese instante padezco de enojosas y continuas diarreas –en proporción directa a mi capacidad creativa del momento- que me impiden llevar a cabo mi labor con continuidad y que, incluso, debido a las innumerables excursiones que me veo obligada a hacer al WC, han provocado múltiples veces que se pierdan valiosas ideas por no ser anotadas a tiempo.

Finalmente, no era más que eso la inspiración: un jodido laxante.

.:.   .:.   .:.


(Fórmulas magistrales contra la angustia existencial)

Apunto aquí algunas de las cosas que puedan ayudar a vencer la angustia existencial en los días inundados por ella:

Ponerse a ver una película del tipo consolador: Casablanca (si se padece de nobles desamores), Lo que el viento se llevó (si se tiene un impulso grandioso y trágico inclinado hacia la autocompasión), o, para cualquier situación –no falla- Sonrisas y lágrimas (especialmente la escena de My favorite Things y la tormenta).

Es recomendable estar en cierto estado de embriaguez para poder soportarlas y dejar aflorar sin pudor la lágrima fácil.

  Para estados de una ansiedad más bien agobiante recomiendo la huida al hiperespacio (Star Wars, con el toque de Harry que permite infiltrar un poco de ensoñación amorosa) o un paseo por el Planeta Prohibido.

  Sin embargo, si se trata de liberarse de la carga de penosas responsabilidades (exámenes, por ejemplo) o de estados de profunda depresión, no hay nada como un choque terrorífico (Aliens, La mosca, Viernes 13...) o mejor aún una buena catástrofe, ya sea de tierra, mar o aire (Terremoto, Titanic, Aeropuerto...) o incluso, para estados realmente graves, una “combination of the Two” (escucho a Janis Joplin en este momento): la invasión de los ultracuerpos o similar. Es especialmente grata la mezcla de miedo y desesperación por el final que afronta la especie humana, pero lo realmente positivo es que si tu te jodes los demás igual o más (pues tu siempre podrías ser la protagonista que se va con el chico, aunque quede en el aire si él también será un alienígena disfrazado. Total este es siempre el riesgo de elegir pareja, eso sí, sublimado artísticamente).

 En fin, estas reflexiones me sugieren que quizás, dada la profundidad y sutileza de mi análisis, podría hacer breves incursiones en la crítica cinematográfica.

(Se me olvidaba: son esenciales las palomitas y las patatas con cerveza, como mínimo. Pero es mejor un buen chuletón convenientemente acompañado de vino y guarniciones varias)

* * *

(Pensaciones)

* * *

Quizá algún día mis reflexiones puedan considerarse como una guía de vida, una forma literario-filosófica de auto terapia y creación a la par. Incluso de la categoría de las Meditaciones de Marco Aurelio o de los Pensées del gran Pascal. Seguir, seguir, seguir siempre escribiendo y, sobre todo pensando.

* * *

(SCM y la fuerza del sino)

  Hace casi un mes que no logro escribir nada. Y todo por una razón tan terrenal como que no he podido comprar un nuevo diskette de ordenador y el antiguo ya no tenía memoria disponible. Intenté escribir manualmente pero ni siquiera tuve tiempo de comprar un cuaderno. A veces el destino es realmente traicionero (con todas las ideas que tenía hace un mes....)

* * *

(Mendiga de amor)


  Voy a escribir un relato corto que se titule “Mendiga de amor”, o quizás, más bien, “La Mendiga” (parece más ambiguo y no proporciona al lector desde el comienzo una pista tan clara sobre la trama). Esta idea se me ocurrió ayer cuando volvía en el autobús totalmente borracha y desencantada de la gente con la que estuve bebiendo. En realidad, sí, la idea de la mendiga que no busca dinero sino un poco de cariño, se basa en la experiencia desagradable que sufro últimamente con algunas de mis amistades que parecen querer divertirse mucho cada milisegundo de la jornada, descubrir el mundo del underground al completo en un porro y ser innovadores artísticamente por follar con gatos. Y mientras tanto se dan unos a otros por culo –no solo literariamente- eso sí, con estilo y sólo cuando están borrachos. En fin, no quiero seguir por este camino de crítica amarga porque está hirviendo el agua para el café que debo tomarme si quiero superar con éxito esta terrible resaca. Ahora vuelvo.

  A lo que iba, y es que, y se me ocurre ahora, en el  espacio umbral entre la vida sobria y la vida etílica, nuestra protagonista encontrará un vacío que al principio achacará simplemente a un estado de transición entre estos dos mundos, pero que luego se revelará como un vacuum de carácter afectivo que no había esperado encontrar. La consciencia de esta carencia de cariño empezó al principio expresándose extrovertidamente, buscando M apoyo en sus amigos y conocidos, sobre todo mediante la frase “nadie me quiere...” que M emitía en un tonillo entre desgarrado y mimoso, esperando que alguien continuase esos sugerentes puntos suspensivos con un “pero claro, nosotros te queremos....”  “mmmmmm...., no sé.....”, “que sí...” y, a ser posible, con un gesto de carácter pseudo-amoroso asexual del tipo revolver el pelo de la cabeza brevemente. Lo más que M logró aquellos días fue, verbalmente, una contestación como “deja ya de decir chorradas”, o “vete a la mierda”, o peor aún, “pues no, me importas un pito”, y físicamente –como la experiencia más positiva, por no citar otras francamente desmoralizantes e incluso agresivas- la palmadita en la espalda que le dio su amigo J diciendo “vamos, vamos, que llego tarde, mañana nos vemos”. Lo que al principio era un pseudo-juego verbal para nuestra protagonista terminó adquiriendo las dimensiones de un verdadero drama, a medida que constataba día a día que la situación que planteaba la frasecita no era contradicha, sino afirmada por todos sus “colegas”. M fue poco a poco subiendo el tono de su frase, llegando incluso a plantear seriamente la cuestión a sus mejores amigos: “tengo que hablar con vosotros. Necesito hablar con vosotros, me siento mal y muy sola, tengo la sensación de que nadie me quiere, y ahora hablo en serio”, a lo que, al mentar la desafortunada frase otra vez, solo recibió la sempiterna respuesta de “ya estamos”, pero la segunda vez, se encontró con un silencio general y una conversación posterior que dejaba claro que hacían oídos sordos a su intervención. A partir de entonces M tuvo que llamar a sus amigos para poder verlos y no recibió más que excusas: “es que ya he quedado”.

-¿con quién?
-No les conoces...
-¿Y a dónde vais?
-Por ahí..., bueno, ya te llamo, hasta luego.
-Espera, ¿puedo ir con vosotr....?


  No tengo muy clara la transición de la historia, pero un final apropiado podría ser:

  M se colgó un cartelito al cuello que decía: Más vale pedir que robar: por una mirada amable limpio los zapatos; por un “me caes muy bien” friego suelos; por un “te aprecio” y por un “te quiero” hago cualquier tipo de recados; por un “te adoro apasionadamente” riego las plantas y cuido gatos, perros e incluso niños. Pero a aquel que me ofrezca una promesa de amor eterno....

* * *

("Mendiga de amor": el Blues)

La Mendiga de amor en el portal de Belén
(Dibujo de SCM bajo pseudónimo)
* * *

  O quizás , más bien, una canción: “Mendiga de amoooor, recorro las calles, de mi vida, Mendiga de amooor...”

  Siempre he querido escribir una canción cuya letra “cante” por sí sola. Si. Un blues, por ejemplo:

Una mañana
Todo lo perdí
Todo todo lo perdíiiii.

Me levanté de la cama
Y tú no estabas allí
No no, tu no estabas allíiii.

Oh no no no no...

Una preciosa y luminosa mañana
Todo todo de pronto lo perdí
Todo todo todo de pronto lo perdí.

Me estaba levantando sin prisa de la cama
Y me dí cuenta de que tu –oh God- no estabas allíiiii.
Y me dí cuenta de que tú –oh Dios mío- ya no estabas allí.

Me estaba levantando sin prisa de la cama por la mañana
Me recorrí mueble por mueble angustiado todo el inmueble
Y me di cuenta de repente –Oh my God my God- de que tú no, no, no, ya no estabas allí.

Oh, no no no no no no no, no no no no no....

Una preciosa y luminosa mañana de marzo o abril, no sé,
Todo todo de pronto y sin poder evitarlo lo perdí.
Ibíd.

Cuando me estaba levantando sin prisa y tranquilamente de la cama
Fue cuando me di cuenta de que tú –Oh God, Hell and Heaven- no estabas por allí.
Y me di cuenta de que tú –Oh Dios mío por todos los santos- ya no estabas por allí.

Cuando me estaba levantando sin prisa y tranquilamente de la cama
Me recorrí mueble por mueble angustiado todos los rincones del inmueble incluido el aparador del comedor
Y me di cuenta de repente de esta verdad imponente –Oh my God con mayúsculas- de que tú no no, no no no, ya no estabas por allí.

Oh, no no no, no no no no no, no no no nononono....

¡BASTA!

* * *

  No, no. De ninguna forma. Una narración como ésta tiene que ser mucho más arrabalera, con una ambientación tipo Candilejas y My Fair Lady. No puede estar ambientada en un entorno tan vulgar como el que me rodea. Su escenario debe ser el de la pobre modistilla del Madrid antiguo que es víctima de la insensibilidad de la gente corriente. Ella es tierna y dulce y solo encuentra frialdad y egoísmo alrededor –darle una pincelada Dickens-. Así el efecto será más impactante, porque si lo ambiento en el Madrid actual todo el mundo consideraría a nuestra protagonista una simple mema. Sí, un melodrama, un melodrama pero actualizado por el manejo de una estilística entre beckettiana y joyciana. Una especie de Justine en lo afectivo: escribir la contrapartida de Sade, sí, eso es. (Ya me imagino las críticas: Sara Clarabella-Max ha conseguido invertir la filosofía sadiana con una nueva vuelta de tuerca....). No contar a nadie la idea, nunca se sabe como te la  pueden jugar.


* * *

(De lo sublime y lo ridículo)

Mi autocrítica despiadada me hace ahora dudar sobre la oportunidad de este relato. Parece que resulta un poquín Kitsch. Además, parece que el tema del “cariño” no goza de gran favor en la actualidad –¡miserable época que me ha tocado vivir!-. Probablemente mi editor me recomiende introducir un poco de sexo, pero entonces el tema quedaría totalmente desvirtuado: “Mendiga de sexo”, sería más adecuado como título para un best seller de ínfima categoría. O más bien, adecuado par película porno. Sí, ya me imagino mi relato ridiculizado y llevado al cine de esta forma. Una historia basada en los sentimientos más íntimos y profundos del ser humano convertido en bazofia visual para que varios machos cuarentones menopáusicos y algún jovencito underground se la meneen a media luz, mientras con la otra mano comen palomitas. Sí, desde luego, como dijo alguien, de lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso, y parece que yo siempre acabo dándolo.

* * *

tv xxx


 He descubierto que mi televisión es altamente porno: solo se digna a encenderse cuando está suficientemente caliente. (No intentaba hacer un chiste, sino una especie de retruécano inteligente sobre una verdad empírica. En fin, voy a dejarlo).

(Autocrítica)

* * *
No logro expresarme poéticamente, solo la intelectualidad barata con tintes de  ensayo periodístico –malo- sale de mí.
↓↓↓

(O de la inspiración hiperoxigenada)

  Hoy la euforia creativa se me manifiesta en forma de taquicardia asfixiante. No puedo escribir nada en este estado, y sin embargo, me impulsa a hacerlo.  Si no lo hago, puedo morir ahogada. Pero no puedo hacerlo; me ahogo. No lo hago; me ahogo...

Tres horas después:

Ghhhhhhjh
x x x

(El conocimiento)

* * *

  Hoy he conocido a M. Lo cierto es que me ha trastocado. Ya nada podrá ser lo mismo, ni literaria ni vitalmente para mí.

* * *