¡Oh, Dios mío!, de nuevo, vuelvo a sufrir... Esta primavera ha vuelto a traerme el dolor y el placer de enamorarme otra vez. Si solamente no fuese tan apasionada, si no sufriese tanto... Pero las grandes almas tienen necesariamente grandes pasiones. Oh, Dios, cómo le ansío...
Fue ayer, llevaba un pañuelito azul al cuello y un cigarro en la boca (¡Fuma Winston!!!). Fue muy breve, pero cuando nos presentaron, ohhh, un flechazo total.
Me consumo, ¿cuándo volveré a verle? ¿cómo conseguir su teléfono?
Es... un sentimiento profundo, desde lo más hondo. Estoy dispuesta a todo por conseguir su amor.
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