Desgraciadamente, uno no puede esperar nada de los sentimientos nobles, al menos literariamente. Por ejemplo, la pasión amorosa, no engendra sino bazofias de diario de quinceañera, y en lo sexual, quizás alguna paja –lo que solo sirve para restar energía a la libido creadora –dicen. De todas formas la trascendencia de una paja estriba sólo y únicamente, aunque mucha gente no lo sepa, en su color. Las más obscenas son las rosas, especialmente si tienen un tono asalmonado. Pero también las púrpuras-violeta son increíblemente perversas. En un segundo plano podríamos situar las amarillas (un poco ictéricas) y las verdes (un poco babosas). No cabe duda de que la paja azul (blue wank) es con mucho la más interesante, sugerente y emotiva, y no deja escapar nunca ese halo de misterio esencial a la relación amorosa, aunque sea para con uno mismo. La relación que el color azul establece con el sujeto es de tal profundidad reflexiva y acuática que puede considerarse el color del narcisista por excelencia, aunque ello sea difícil de argumentar. Y creo que no debería seguir por este camino. (Cuando el pensamiento empieza a elevarse a cimas excesivamente altas es paralizado por la cultura, la represión y las ganas de almorzar).
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Escribir....: oye, cada cual se desahoga como puede. Si es que puede.
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