Cualquier cosa antes que una mañana de lágrimas y autocompasión. Es mejor escribir, aunque sean chorradas. Acariciar el herido y maltrecho ego, como sea. Algún crítico se lo tragará. E incluso es posible que alguna institución cultural lo subvencione. Es sencillo: ante el dolor, vino, cerveza, patatitas, ganchitos, aceitunas, QUESO y cigarros mientras se teclea en el ordenador. A más cervezas más lágrimas, hasta que al final hay que parar y dormir la mona. Al día siguiente, a cambio de una resaca normalilla se puede uno encontrar unas 30 páginas escritas. (¿quizás me acecha la criptomnesia y escribo como médium de Bukowski?).
Sin embargo... esto no es lo que M esperaría de mí. Incluso lo juzgaría anti-ético. No sé.
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