Entre mi necesidad de arte y de salud, se produce una incomprensible dicotomía que no llego a solucionar, y que me produce graves problemas cotidianos. Apenas la inspiración aflora y me desborda, de forma que tengo que trabajar sin descanso y como loca, en ese instante padezco de enojosas y continuas diarreas –en proporción directa a mi capacidad creativa del momento- que me impiden llevar a cabo mi labor con continuidad y que, incluso, debido a las innumerables excursiones que me veo obligada a hacer al WC, han provocado múltiples veces que se pierdan valiosas ideas por no ser anotadas a tiempo.
Finalmente, no era más que eso la inspiración: un jodido laxante.
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